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Juan Hus: Fe, justicia y resistencia espiritual

El 6 de julio de 1415, Juan Hus fue quemado vivo. Sus últimas palabras fueron un acto de fe: “Hoy asaréis un ganso, pero dentro de un siglo os llegará un cisne que no podréis quemar”.

El teólogo que fue quemado por denunciar la inmoralidad de la iglesia, sigue como símbolo para los creyentes contemporáneos

Hace más de seis siglos, Juan Hus ardió en la hoguera por predicar su fe en Cristo sin filtros ni jerarquías.

Actualmente, el eco de esa persecución resuena en los callejones de la China contemporánea marxista, ya que en octubre de 2025, más de 30 líderes cristianos fueron arrestados por celebrar cultos en casas, bares y sitios clandestinos.

Como Hus, estos creyentes no buscan poder, reflectores, cámaras, sino compartir su libertad espiritual. Como Hus, son perseguidos por desafiar un orden que teme a la conciencia individual. La historia se repite, pero también se renueva: donde hay fuego, hay fe. Y donde hay fe, hay resistencia.

La condena de la verdad.

De Bohemia a Shanghái, un solo mensaje

Desde Bohemia, donde nació Juan Hus, hasta Shanghái, el mensaje sigue siendo el mismo: la verdad no se encierra, ni se quema, se comparte.

Juan Hus no solo fue un teólogo medieval, fue un hombre que encendió una chispa en la conciencia europea. Su voz en checo y cargada de convicción, rompió siglos de silencio. Al morir en la hoguera, no se extinguió su mensaje, sino que se propagó como brasas al viento.

Un siglo después, Martín Lutero lo recogió y lo convirtió en la Reforma Protestante. Hoy, Hus no es solo un mártir: es un símbolo de resistencia intelectual, de fe sin concesiones, y de la palabra como arma contra el dogma político o espiritual. En tiempos donde la verdad se negocia políticamente, su legado arde más vivo que nunca.

Su ejecución fue un fenómeno en Europa.

Vida espiritual que trajo cambios

Nacido en Bohemia en 1369, creció en Husinec, una aldea del Reino de Bohemia. Su origen humilde no impidió que se convirtiera en uno de los pensadores más influyentes de Europa.Estudió Teología y Artes en la Universidad Carolina de Praga, donde más tarde fue rector.

Inspirado por el teólogo inglés, John Wycliffe, adoptó ideas radicales: criticó la riqueza de la Iglesia y exigió una vuelta al mensaje evangélico puro.

Para ello, rompió con la impartición del latín, que era una lengua elitista, y comenzó a predicar en checo, acercando la fe al pueblo y desafiando el monopolio clerical.

Propuso que los fieles recibieran pan y vino, no solo el pan como dictaba la Iglesia. Un gesto simbólico de igualdad espiritual, y este tipo de ideas lo enfrentaron con el Papa y fue excomulgado. Aun así, siguió predicando con fervor, ganando apoyo popular.

Los creyentes contemporáneos debemos meditar ese legado.

En 1415 fue convocado para defender sus ideas, en el Concilio de Constanza, pero terminó arrestado y condenado por herejía. Su juicio se convirtió en un espectáculo político y religioso de la época.

El 6 de julio de 1415, Hus fue quemado vivo. Sus últimas palabras fueron un acto de fe: “Hoy asaréis un ganso, pero dentro de un siglo os llegará un cisne que no podréis quemar”.

Su muerte encendió una revolución. Sus contemporáneos tomaron sus ideas y las convirtieron en bandera de lucha religiosa y nacional, e incluso, Martín Lutero lo reconoció como inspiración.

Juan Hus fue el fuego que inició el cambio en el mundo conocido, fue la chispa que empezó la Reforma.

Para más información: https://kids.britannica.com/students/article/Jan-Hus/274594

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