La hipersexualización de la cultura contemporánea, especialmente en sociedades occidentales, presenta desafíos para la salvaguarda de la niñez frente a la exposición a contenidos sexuales.
Fabian Acosta Rico / Universidad de Guadalajara, México
Aunque la libertad sexual es ahora una norma social aceptada, es crucial considerar cómo esta exposición afecta a los menores en su desarrollo.
La actual sobreexposición sexual se evidencia en la facilidad con la que accedemos a la pornografía en línea. México, en particular, se ubica entre los países con un alto consumo de pornografía en línea, según estadísticas de PornHub.
En el sondeo, realizado en 2022, se reveló que México ocupa el quinto lugar en el mundo en términos de visitas a sitios pornográficos, superando a países como Italia, Alemania y Canadá, y quedando por debajo de Estados Unidos, Francia y Japón.
Mexicanos, usuarios recurrentes
La preocupación principal se centra en cómo esta facilidad de acceso afecta a los menores. Las estadísticas confirman que muchos mexicanos consumen pornografía de manera recurrente, pero la pregunta crítica es:
¿Cuánto les preocupa a los adultos, que son consumidores frecuentes, que los menores bajo su cuidado hagan lo mismo? La conciencia sobre los riesgos de la exposición temprana a la pornografía y la importancia de establecer límites para proteger la salud mental de los menores es esencial.
En el caso específico de México, la doble moral social juega un papel destacado. La sociedad se autodefine como religiosa, pero al mismo tiempo, las estadísticas de consumo de pornografía revelan una realidad más hedonista y lúbrica. La trivialización y aceptación de la pornografía como una forma de entretenimiento común pueden desensibilizar a los adultos sobre los riesgos que esta exposición puede representar para los niños.
Adolescencia, etapa crucial
La adolescencia, caracterizada por la curiosidad natural y los cambios biológicos, es una etapa crucial en la que los jóvenes pueden ser especialmente susceptibles a la influencia de la pornografía en línea. La exposición a contenidos explícitos desencadena la liberación de dopamina, un neurotransmisor relacionado con la felicidad, generando una sensación de placer.
La dopamina juega un papel central en la experiencia de placer y recompensa. Cuando los jóvenes son expuestos a contenidos pornográficos, se produce un aumento significativo de dopamina en el cerebro. Este aumento puede tener consecuencias a corto y largo plazo. En el corto plazo, genera una sensación de gratificación y placer, pero, a largo plazo, puede contribuir al desarrollo de una dependencia o adicción a la pornografía.
El aumento de dopamina durante la exposición a la pornografía también tiene efectos en la función cognitiva. Bloquea la corteza prefrontal del cerebro, que es responsable del pensamiento racional y la toma de decisiones. Este bloqueo puede llevar a una falta de mesura en los jóvenes, haciéndolos más susceptibles a habituarse a la pornografía como una forma rápida y pasiva de liberación de dopamina.
Altamente adictiva
Esta falta de mesura puede conducir a que los menores se enganchen de manera irracional a la pornografía, convirtiendo la experiencia en un vicio difícil de abandonar. Con el tiempo, esto podría impulsar al adolescente a querer iniciarse sexualmente tempranamente o exponerse a prácticas sexuales de riesgo, todo alimentado por la búsqueda constante de esa liberación de dopamina asociada a la pornografía.
La trivialización y normalización de la exposición a contenidos eróticos y pornográficos son evidentes, y quienes intentan señalar y alertar sobre estos problemas son etiquetados como moralistas. En este contexto, es crucial promover la conciencia sobre los riesgos asociados con la exposición temprana a la pornografía y la importancia de establecer límites adecuados para proteger la salud mental y emocional de los menores.
La sociedad mexicana debe superar su doble moral y reconocer la necesidad de abordar la exposición de los menores a contenidos pornográficos en línea de manera más activa. La cuestión no solo recae en la censura excesiva, sino en educar a los padres, maestros y cuidadores sobre cómo supervisar y guiar la navegación en Internet de los niños.
La urgencia de proteger a los niños de los contenidos sexuales en línea es evidente, y la responsabilidad es de toda la sociedad. La trivialización de la pornografía y la falta de conciencia sobre sus impactos en el desarrollo de los niños pueden tener consecuencias a largo plazo en la salud mental y emocional de las generaciones futuras.
En resumen, la hipersexualización de la cultura y la fácil accesibilidad a la pornografía en línea plantean desafíos significativos, especialmente en la protección de los niños. La conciencia, la educación y la supervisión activa son clave para abordar este problema y garantizar un entorno en línea seguro y saludable para las generaciones venideras.