La prevención, atención a víctimas y solución de problemáticas, mejora las relaciones entre personas y sus diálogos con las religiones.
Por Gabriel López Delgadillo, investigador independiente en México.
Desde 2019, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró el 22 de agosto como el Día Internacional de la Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias.
La intolerancia religiosa es uno de los principales problemas en nuestras sociedades que merece una atención adecuada para mejorar las políticas públicas y reglamentaciones legales pertinentes.
Otra necesidad propia de la institucionalidad gubernamental a la que urge atención, es la referente a los manuales de procedimientos y atención para las autoridades encargadas de hacer valer esta legislación.
Búsqueda de conciliación
La prevención, atención a las víctimas y adecuada solución de estas problemáticas permite mejorar las relaciones entre personas y sus diálogos constantes con las religiones.
En varias naciones hay legislaciones y reglamentaciones que permiten avanzar en la búsqueda de soluciones a estos problemas.
“Sin embargo, en aquellas situaciones en las que el marco constitucional o jurídico no respeta la libertad de religión o de creencias, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley y legales suelen ser los principales autores intelectuales y materiales de las violaciones de derechos mediante, por ejemplo, el arresto, la detención y el procesamiento de personas”. (Nazila Ghanea, 2023)
En este año, en Brasil, se registraron varias acciones de intolerancia religiosa. En julio, la Fiscalía multó con 5 millones de reales (poco más de un millón de dólares) por daños morales, a un pastor evangélico que incitó a sus feligreses a proceder con violencia contra las personas LGBTQIA+.
Incitar al odio
Estas acciones las difundió en junio y julio, mediante videos en sus cuentas de redes sociales que pronto alcanzaron un número importante de reproducciones y comentarios.
La difusión de este discurso de odio, devino en una orden para que financie de manera obligada una campaña de divulgación de los derechos de estas personas.
También, se obligó al pastor, y a las empresas que brindan el servicio, a eliminar estos contenidos. La postura asumida por el ministerio público en cuestión fue que “cualquier manifestación religiosa que pueda incitar a la violencia o a la discriminación tiene que ser combatida y reprimida por el Estado para garantizar la estabilidad social y constitucional”. (Swissinfo, 2023).
Religión e intolerancia
Para agosto, fue asesinada María Bernadete Pacífico, conocida como Mãe Bernadete, una mujer quilombola y sacerdotisa del candomblé* (CLACSO, 2023). En este país, fue conocida por su trabajo a favor de la igualdad racial y la tolerancia religiosa. Su asesinato fue de manera violenta por personas que pretendían invadir el lugar donde practican su religión.
En 2022, se registraron en Brasil 113 denuncias por intolerancia religiosa. Según los registros esta problemática aumentó más de 40% en dos años. Sin embargo, se observa aún una cantidad importante de subregistros “porque muchos de estos delitos aún se consideran riñas de vecinos, y sobre todo porque acusan a la anterior gestión de Jair Bolsonaro de desmontar el sistema que facilitaba las denuncias de este tipo” (El país, 2023).
Hoy, es crucial el reconocimiento de los derechos humanos en los gobiernos y sistemas legales. También, el respeto, promoción e institucionalización de la libertad de creencia de las personas en nuestras sociedades. Para ello, es importante la eliminación de las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión y las creencias.
El dato
* El candomblé fue en un tiempo prohibido por la Iglesia católica y criminalizado por algunos gobiernos. Según censos recientes, hay aproximadamente 3 millones de brasileños (1,5% de las población total) declararon al candomblé como su religión.
Se estima que hasta 70 millones de personas participan en rituales del candomblé como parte del folclor brasileño.