Hay mentes brillantes que ensalzan la honestidad, antes de la grandeza de aparentar.

Educar para el fracaso y la derrota

Pier Paolo Pasolini fue un creador multidisciplinario que canalizó los trágicos episodios que rodearon su vida desde temprana edad.

Estos descalabros logró plasmarlos con genialidad en sus obras. Es el legado de unos de los cineastas italianos más controversiales del siglo XX.

En este mundo competitivo, perder no entra dentro de los parámetros deseables en la sociedad.

La sociedad, la familia, los amigos, todos, te piden, consciente o inconscientemente: “Hay que ser alguien, destacar y triunfar” para dejar de lado el fracaso y la derrota.

Pero hay mentes brillantes que ensalzan la honestidad, antes de la grandeza de aparentar.

Esta breve reflexión de Pasolini es necesaria, donde, desde el Gobierno Federal, donde todo se aplasta ante la voluntad del líder bolchevique, y todo parece estar permitido. La falta de respeto al prójimo y el lema del tanto tienes tanto vales parece ser la divisa de la mayoría.

Educar a las nuevas generaciones

“Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota, en manejarse en ella. En la humanidad que de ella emerge.

“En construir una identidad capaz de advertir una comunidad de destino, en la que se pueda fracasar y volver a empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados.

“En no ser un trepador social, en no pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar el primero. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de gente importante, que ocupa el poder, que escamotea el presente, ni qué decir el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser.

“Ante esta antropología del ganador de lejos, prefiero al que pierde. Es un ejercicio que me parece bueno y que me reconcilia conmigo mismo. Soy un hombre que prefiere perder más que ganar con maneras injustas y crueles. Grave culpa mía, lo sé. Lo mejor es que tengo la insolencia de defender este defecto, y considerarlo casi una virtud”.