No More ok

¿Conoces la leyenda de la pelea “no más”?

Un periodista que recibió 250 dólares por filmar un anuncio con ‘Sugar’ Ray Leonard, recuerda las insistentes preguntas y las dudas que le llevaron, finalmente, a la impensable derrota ante Durán.

Los peleadores, en cierta forma, recrean la historia de la Cenicienta. El desposeído que llega a la cúspide, la pérdida, la avaricia, el miedo, la fanfarronería. Muchas de las mejores películas están alimentadas de la realidad.

Sin embargo, esta historia es digna de analizarse incluso, desde un punto de vista de la perseverancia y la resiliencia, y sirve como marco, a un relato para las épocas de crisis, como la actual.

No mas 1

Las dudas del monarca

Las crónicas periodísticas señalan que un día, el reportero Randy Gordon fue a una sesión para filmar un anuncio del refresco 7-Up que protagonizaría el boxeador Sugar Ray Leonard, al que fue como extra para hacerla cobertura periodística.

“Contrátame”, le había pedido a uno de los publicistas de la refresquera.

Antes de que pudiera pronunciar palabra, Leonard preguntó a Gordon (al que conocía previamente) durante la filmación del comercial

– Me alegro de que estés aquí. No sé si te enteraste, pero voy a pelear contra Roberto Durán en junio. ¿Qué piensas de esa pelea?.

“Por primera vez en su carrera, Leonard no estaba totalmente seguro de sí mismo -afirmaba el periodista Gordon- Hacía preguntas sobre la habilidad, dureza, velocidad, poder de golpe y resistencia del panameño. ‘¿Crees que pueda lastimarme?’ ‘¿Podré sacarlo?’ ‘¿Cómo calificarías su poder como peso welter?’ ‘¿Crees que soy mucho más rápido que él?’”.  

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Un anuncio y unas dudas.

Esas fueron algunas de las preguntas que Leonard hizo al periodista durante cada descanso de la filmación. “A Leonard le faltaba confianza, algo que normalmente estaba por las nubes”, diría el periodista en sus memorias.

Por el comercial, a Leonard se le pagó un millón de dólares. Al periodista, en cambio, le pagaron 250 duros y un almuerzo. Cuando el reportero subió al autobús de regreso a la ciudad, reflexionó sobre las insistentes preguntas de Leonard. 

Tantas dudas le llevaron a creer lo impensable: “Leonard no le va a ganar a Roberto Durán”.

Sin confianza y sin soberbia

Los diarios, semanas después, en los grandes encabezados, dieron cuenta de cómo Roberto “Manos de Piedra” Durán logró una increíble victoria el 20 de junio de 1980 sobre “Sugar” Ray Leonard; Durán festejó, semana tras semana, las mieles de su victoria, entre alcohol, mujeres y amigos de último minuto.

Sin embargo, en esa pelea, a Durán se le vio amenazante ante los jueces, ya que el boxeador -que no logró convencer del todo- hizo señas obscenas a las cámaras y presionó psicológicamente a todos, esa extraña noche, para quedarse con la victoria.

Siendo honestos, prácticamente la pelea estuvo empatada; hubo varios momentos en que el retador hizo ver mal a ‘Sugar’.

Según las versiones, una noche, mientras que Durán festejaba en un centro nocturno, unas personas se le acercaron y le propusieron firmar una pelea de revancha contra Leonard, al que había derrotado apenas unas semanas atrás. Panamá bullía en ese entonces con el dictador Noriega, acusado de narcotráfico, pero que se había levantado como un dictador. La esperanza y la democracia en Panamá estaban lejos de las calles, pero cercanas en el ring, junto a Durán, que era el único que traía esperanza a los panameños en esos tiempos de oscuridad política, represión y pobreza.

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La pelea del “No Más”.

Según un testigo, el boxeador campeón dijo que firmaría en ese momento si le adelantaban una cantidad de dólares; lo que le permitiría seguir disfrutando esa larga noche.

Y Durán sí firmó

El mismo establecía que un 25 de noviembre, fecha muy cercana, sería el duelo de revancha. Pero lo presuroso de la fecha no le permitiría a Durán prepararse lo suficiente.

El también llamado “Cholo” había pasado tanto tiempo alcoholizándose y comiendo en exceso que no había ido a un gimnasio desde hacía meses y debido a los largos festines, su peso había aumentado dramáticamente.

Durán tendría que entrenar duro… solamente para bajar de peso.

No tendría tiempo para estudiar tácticas, contragolpes o ataques del contrincante que estaba obsesionado con la revancha.

Roberto Duran

Boxeo de sombras

Mientras tanto, en el campamento Leonard, todo se iba desarrollando de acuerdo a un plan de emergencia, ya que el perdedor había ensayado, a través de estudiar los videos, la corta distancia y el cambio de golpes, y se había dado a la tarea de conocer cada golpe que diera Durán. Ahora, ya no tenía dudas.

Además, con Mohamed Alí en mente, ‘Sugar’ realizó un entrenamiento especial para el desplazamiento de piernas con una técnica depurada para anular, lo más posible, la agresividad del ahora campeón.

La pelea de revancha entre Roberto Durán y Ray Leonard, se realizó finalmente 25 de noviembre de 1980.

“Ya en el ring, la suerte estaba echada. Leonard comenzó a desplazarse a pelear a distancia y luciendo velocidad. Durán caminaba, tratando de alcanzarlo, para llevarlo a las cuerdas; pero Leonard velozmente se salía y buscaba el centro del ring. Con el paso de los rounds, ‘Sugar’ comenzó a usar tácticas burlonas y de provocación que irritaron al panameño. Fue la lucha entre la velocidad y la estrategia, contra torpeza, mal humor y la improvisación; esto se veía en el ring. No hubo grandes puños ni calientes intercambios de golpes. Había un hombre muy rápido que se burlaba de su rival y había otro, que apenas soportaba su furiosa impotencia”, afirma la crónicas del periodista deportivo Simón Piña.

No estalles en ira

Cuando la pelea de revancha llegó al octavo round, Leonard llevaba ventaja, según los jueces y los espectadores, y la evidencia ahora estaba contra Durán, quien furioso y desmoralizado, enfrentaba los uppercuts de las burlas de Leonard.

Al ver la filmación de la pelea, el dramático minuto final, nos grafica a un patético Durán haciendo un ademán despectivo con su guante derecho, manifestando que ya no quería seguir peleando. Era inaudito. “No more, no more”.

Con más locura que alegría, Leonard se subió a las cuerdas demostrando su alegría ante la victoria.

En la esquina de Durán había desconcierto y rostros desencajados. No lo podían creer. En Panamá, los fans pasaron por momentos de desolación.  Ahora, el que era su héroe, el también llamado Cholo, había sucumbido. Su trono lo había dejado nuevamente en New Orleans.

Parte de la leyenda de Durán.

Pasó mucho tiempo para que  el boxeo panameño superara este trauma y para que Durán se reconciliara con sus seguidores. Panamá había perdido la democracia y a su único héroe auténtico.

Renacer, desde las cenizas

Lo peor sobrevino para Durán en las semanas siguientes. Según afirma el peleador, después de haber sido visto como un héroe de barrio, se ganó el repudio de sus vecinos, de la colonia y de todo un país. Por todos lados se burlaban y le arrojaban objetos, en señal de rechazo.

En el documental “I am Durán” que realizó Universal en 2019, detalla que a Durán le escupían en la calle y lo insultaban.

Para el boxeador, que quería ser recordado como una buena persona en su país, el golpe fue brutal. “No salía a ningún lado porque la gente me decía groserías. Pero tenía que demostrar quien era Roberto Durán al mundo nuevamente”, afirmó su esposa.

Fueron días aciagos para Durán.

Pero pasados los meses, a base de entrenamientos y de salir a la calle a enfrentar el repudio público, Durán logro ganar dos títulos mundiales más y selló con letras de oro una carrera gloriosa.

Aunque el 25 de noviembre de 1980 siempre será recordado como un trago amargo y un “No More” que será recordado durante muchos, ese “no más” es una enseñanza para los imprudentes, para las confianzas ante ante las victorias seguras.

La visión de Durán, de terminar su vida siendo conocido como una buena persona, aun en medio de las tinieblas más intensas, fue lo que lo salvó.

Cuando Roberto Durán le dijo “No Más” a ‘Sugar’ Ray Leonard en 1980, fue un parteaguas. 

Uno de los boxeadores más duros del mundo se había rendido.

Pero tuvo el coraje para regresar más fuerte, meses después, y ser reconocido como un buen vecino. El saludo de sus vecinos y las sonrisas, volvieron a Durán.

Ahora, ya podía ir a la tienda en paz.

Con información de Daily News.