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Hugo Eric Flores: 7 lecciones sobre ser creyente político o político creyente

Un político creyente es aquel que sigue las mismas dinámicas que haría cualquier otro político en la práctica, la única diferencia es que sí cree en Dios, pero lo dice cuando le resulta conveniente.

La política es una de las actividades más sucias y corruptas. Nuestro hermano Hugo Eric Flores está ahí.

La frase “la política es el arte del engaño” refleja una visión de esta actividad, donde la manipulación, la mentira y la ambigüedad son instrumentos para obtener poder.

México ha iniciado una etapa de deterioro de la democracia, las libertades y la certeza al bien común. De ahondarse, los evangélicos serán perseguidos, maniatados o encarcelados, como sucede con otras dictadoras de América Latina.

El actual modelo político de neopopulismo marxista cubano ha iniciado nuevas dinámicas:

1.- Manipulación de la información: Desde el poder seleccionan, exageran o recortan datos para presentarlos de manera que favorezcan intereses, usando verdades a medias y mentiras, dichas de manera recurrente y cínica.

2.- Uso de propaganda y emociones: Las tácticas psicológicas y de propaganda para apelar a las emociones del público y manipular el pensamiento colectivo y controlar la opinión pública se han incrementado.

3.- Ambigüedad estratégica: Los políticos oficialistas ocultan sus verdaderas intenciones para ganar apoyo, creando una ambigüedad peligrosa.

4.- Distorsión de la realidad: La mentira ahora es verdad y se presenta como una versión distorsionada de los hechos.

El poderío de la lengua para manipular

Si a ello le agregamos el mandato divino de evangelizar a la sociedad, como se nos instruye en nuestro libro guía, la Santa Biblia, la tarea y el reto es enorme.

Pero también es nuestra responsabilidad acercar el Evangelio a un sector agresivo, altivo, corrupto, cínico, sinvergüenza, pero poderoso y letal para la ciudadanía: la clase política.

Esto incluye a lo que quedó del poder judicial, diputados locales, federales, senadores, jueces y funcionarios.

La política como fascinación

La política crea fascinación y adoración. Adán Augusto, Fernández Noroña, Andrea Chávez o Arturo Ávila Ayala son las nuevas superestrellas: altivos, arrogantes, necios, contradictorios, cómicos, irritantes.

Algunos, notablemente perversos ya que presumen inmunidad, adulterios o excentricidades.

Cada día, diversos medios independientes (que cada día son menos menos) y todavía periodistas valientes, documentan decenas de casos de corrupción que le surgen a diario a la autollamada 4T.

La degradación de la vida política en México ha llegado a niveles de novela negra, similares a la época de los gángsters de los Estados Unidos.

Pero también la sociedad ha llegado a una insanidad mental.

Solo un retrasado mental o un sobornado o atemorizado puede defender a los actuales gobernantes como si fueran semidioses. No es sano.

La historia nos enseña que, en las dictaduras, las purgas políticas y los linchamientos a todos los que no aplaudieran al poder, es una práctica común del modelo marxista estalinista.

Por ejemplo, en el marxismo soviético, si alguien dejaba de aplaudir al dictador José Stalin (al presidente), se arriesgaba a sufrir graves consecuencias, que podían incluir arresto, penas de prisión o la muerte.

Aleksandr Solzhenitsyn en su obra “Archipiélago Gulag”, describe precisamente que tras un discurso de Stalin, la gente aplaudió durante un tiempo excesivamente largo por miedo a ser el primero en parar.

Finalmente, el director de una fábrica de papel, exhausto, fue el primero en sentarse. Esa misma noche fue arrestado y condenado a diez años de prisión. 

Díaz Canel con santeros. ¿Quién le da tanto poder?
Carolina Rangel Gracida, secretaria general de Morena, sostuvo encuentro con el dictador comunista Miguel Díaz-Canel en marzo

México: Modelo cubano de propaganda, en boga

Este modelo de comunicación cerrada, estilo dictadura, usa actualmente todos canales de la televisión y la radio pública. En México ya se adoctrina para un modelo marxista chavista, para atacar —por el momento verbalmente—, cualquier disidencia.

Actualmente, hay miles de cuentas falsas, bots y haters en las redes sociales, pagados también por el gobierno, para amedrentar cualquier crítica o cualquier voz diferente o sobria.

Hoy, como nunca, los medios periodísticos están en peligro. Un gobernante en el poder incluso los amenazó veladamente a los comunicadores: “si ustedes se pasan, pues ya saben lo que les sucede”.

¿Ser un político creyente o un creyente político?

Dentro de este escenario, y ante el inmenso poder que ostenta partido oficial, cabría preguntarse ¿Qué debe hacer un creyente político en medio de esta borrachera de poder?

Aclaremos antes unos puntos.

Un político creyente es aquel que sigue las mismas dinámicas que haría cualquier otro político en la práctica, la única diferencia es que sí cree en Dios, pero lo dice cuando le resulta conveniente o cuando está en una reunión entre pares.

Puede, por sus propias fuerzas, astucia o resistencia, llegar a tener ciertos logros. Logros políticos, ciertamente, pero no logros en el Espíritu, ya que el resultado, según la Biblia, sería fortalecer el Reino del Dios Altísimo en nuestro país.

El gran reto, grandísimo, sería ser un creyente político. Pero para eso, se necesita activar a la persona más poderosa que todos los creyentes tienen, pero que pocos activan: el Espíritu Santo.

Hay algunos ejemplos en la Biblia de estos creyentes políticos:

Daniel: Fue líder en la corte del imperio de Babilonia, y alto funcionario. Un creyente político, pues. Su fidelidad a Dios puso en peligro su vida, pero él se mantuvo mediante una fe sobrenatural ante las intrigas de los políticos del gabinete al que pertenecía.

Un plus extra es que tenía una posición de poder en un reino pagano, es decir, un gobierno ateo.

José: Sirvió como vicepresidente en Egipto. Se le describe cómo un administrador poderoso bajo el faraón. Fue otro gran creyente político.

En el libro del Génesis, de los capítulos 37 al 50, se nos detalla todas las pruebas de este liderazgo profético. Sus penas, dolores y pruebas, son las cicatrices que le prepararon para salvar al medio oriente de la muerte en medio de una hambruna que incluso, está registrada en otros libros que no son la Biblia.

Sostener la verdad eterna, todo un reto en la política. Casi nadie lo logra.

Sostener la verdad del Evangelio, no la mía

Todos los creyentes, si no estamos en el Señor, somos débiles. Sin él, somos vulnerables. Pedro y Pablo tuvieron sus pleitos, con todo y que eran hombres poderosos en Cristo. (Gálatas 2:11, 21).

Sabemos que los cristianos debemos someternos a las autoridades políticas (Ro 13:1-2) y reconocer que han sido establecidas por Dios (1 Pe 2:13-15) y Dios nos manda a orar por ellas (1 Ti 2:2-3).

Me parece que es lo mejor que podemos hacer, como lo afirma la página Reformadas (https://www.reformadas.com/blog/activa-en-la-politica-y-en-el-reino-de-dios)

Vocación, sello del creyente político

Pero un dato revelador es que un creyente político necesita coherencia entre su hablar y actuar. Necesitará ser un un verdadero líder profético para estos tiempos de tinieblas.

Esto implicará discusiones, burlas y rechazos. Posiblemente le dificultará ascender posiciones, pero su teología debe estar antes que su vocación. Enfrentará tentaciones de todo tipo, pero necesita perseverar en lo que es bueno, justo y digno para traer gloria a su Señor.

Un creyente político en el espíritu, debe recordar que no vive para su vocación, vive para Cristo Jesús.

La Biblia podrá ser burlada, mal usada, descontextualizada, pero el cristiano fiel, el verdadero cristiano evangélico político, vivirá de acuerdo a ella, porque es el Señor quien compró su vida, quien lo ve, conoce y juzgará.

Cada día, su temor a las represalias políticas lo cambiará por el temor al Señor.

Un creyente político auténtico, en el Señor, será guardián de la verdad en oración, santidad, y ejemplo.

Aunque no somos perfectos, un creyente político deberá velar y orar por la justicia y el derecho de Dios, y para eso se requiere, un vida consagrada, porque eso le permitirá llegar a contar con un liderazgo sobrenatural.

Gobiernos que no tienen la Biblia como su guía, como el de México, no obrarán con justicia, pero los evangélicos defenderemos lo que atenta contra la Biblia.

Dios puede usar a los políticos para hacerle un bien a su pueblo, como pasó en el libro de Ester, y también puede usarlos para reprenderlo, como vemos en los tiempos de los Jueces.

Solo necesitamos guardarnos de no caer en un fanatismo sesgado donde la política dirija más la vida de ese creyente, por encima de la Palabra de Dios. Entiendo y lo repito: para esto se requiere el poder sobrenatural del Espíritu Santo y una gran consagración al Señor.

Recordemos que poca oración, poco poder.

Si tienes amistades o familiares que participan en la política y no son cristianos, debemos hablarles de estas verdades en la Palabra.

José ante el Faraón. Foto ©The Jewish Museum, New York

Ante una gran responsabilidad, consagración

Con los retos anteriores, planteamos 5 retos que vemos y que debe tener un creyente político, pensando en el caso del hermano Eric Hugo Flores.

1.- No cualquiera llega a las altas esferas en el poder en México. No cualquiera cumple el propósito, pero la santificación no quita la responsabilidad de la oración ni la obediencia.

Un político, como funcionario, tiene una tarea que le corresponde y un deber para cumplir. Pero un político creyente tiene doble responsabilidad.

La realidad de estar junto a un César o al presidente, es algo grandioso y poderoso, pero tan pronto como colocamos a Dios al lado de este gobernante terrenal, la estatura de César se pone en perspectiva pequeña, muy pequeña.

El César será uno más. Los reinos terrenales se derrumbarán, las caravanas y la zalamería cesarán. Debe recordar que su gobierno no es mayor al de Dios. «Den a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios».

2.- No confundir el poder político que otorga Dios. Hay una zona legítima de actividad que pertenece al gobierno. El gobierno nunca debe confundirse con la autoridad espiritual que le sostiene.

Cuando los gobiernos toleran el pecado y lo celebran, cortan las patas de los tronos de sus reinados y caerán.

Cuando los gobiernos buscan obligar a los cristianos a traicionar este señorío —es decir, negar que Jesús es el Señor—, el cristiano debe decir, como los apóstoles (y los mártires a lo largo de la historia) que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5:29).

3.- Estar acompañado por un creyente. Un político miente regularmente. Una vez un amigo mío, que precisamente fue seducido por el poder y que actualmente es un activo militante comunista de Morena me dijo:

“He mentido tanto para tener poder y dinero, que ya no sé quien soy”.

Todo creyente metido en la política debe tener un acompañante para las horas de tentación. Los dos pueden resistir y orar. No es bueno estar solo ante las tentaciones. Una vez un pastor me dijo que podía salir a evangelizar, pero que no lo hiciera solo, para no caer.

4.- ¿En qué voy a usar el poder que Dios me dé? Seguido le digo a un comunicador, amigo mío, periodista creyente, que use la influencia de su pluma y su medio para dar a conocer el Reino y ser factor de unidad entre los evangélicos. Debe preguntarse, ¿Esa posición tiene un propósito para el Reino?

5. Disfrutar la bendición, sin responsabilidad. Hay un pastor famoso en México, que siempre apoyó a un candidato que ganó la presidencia y siempre suele presumir sus fotos con él.

Pero llegó el día en que este político se puso a mano con el favor y dio a sus hijos, cargos y recursos. Pese a las evidencias de corrupción de ese político (amor con amor se paga) no sabemos si este pastor reconvino o pidió a ese candidato ganador que actuara con rectitud. Este político poderosísimo ahora está investigado por colusión con la delincuencia organizada.

Adán Augusto ve deportes en sesión del senado. Su adulterio con otra senadora ha sido ampliamente documentado. Es intocable.

6.- ¿Cómo se comportaron los hombres de Dios ante el poder político? No está por demás invitar a todos los comunicadores cristianos en México a revisar una y otra vez las escrituras respecto al comportamiento de los grandes hombres de Dios respecto al poder político.

¿Cómo se comportó Abraham al mentir sobre su esposa ante un mandatario? ¿Cómo actuó Juan el Bautista ante un gobernador adúltero? ¿Qué dijo Jesús ante los impuestos del Gobierno Federal? ¿Cómo evangelizó Pablo al poderoso presidente Agripa? ¿Qué diríamos si nos dice un gobernador ‘por poco me persuades de ser cristiano’?

7.- ¿Debo usar el Evangelio para mis fines personales o políticos o para ampliar el reino? Ahora sí, aterrizando en Hugo Eric Flores, algunos columnistas y periodistas afirman que el diputado de Morena solo responde a una agenda convenenciera para crear su propio partido nuevamente. (https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/salvador-camarena/2025/10/22/la-derecha-con-morena/).

Entre el desencanto y la paciencia

Hay que tener paciencia con un creyente político que aspira a ser un político creyente. Me tocó estar en un sitio privilegiado cuando el diputado federal Hugo Eric Flores impartió una conferencia sobre liderazgo profético en mi iglesia.

El Señor me conmovió a través de él. Nos compartió las luchas que se tienen en el seno de esa secta, ya que Morena, en un sentido estricto y sociológico, funciona como tal, independientemente de los tentáculos que tiene con otra secta más abierta como, La luz del Mundo.

Sé que Dios eligió al diputado para estar ahí. No me queda duda. Lo que me deja muchas dudas es que cuando llegaron las tormentas por compartir su fe, ante una iglesia evangélica, como un buen y simple político creyente, no sostuvo sus dichos. No sé si haya pedido que se diera de baja su conferencia de YouTube, pero después de sus dichos, fue borrada.

Y es que, a nivel periodístico, el diputado de Morena, solo dijo, mencionó de paso, que el 70% del país está bajo el dominio de la delincuencia organizada.

Pero lo que sí sabemos es que se quejó que no quería que se diera a conocer. Lo dijo en su espacio político: la Cámara de Diputados.

“Yo había pedido que no circulara eso (su prédica en la Iglesia Evangélica) porque podía generar una polémica”, dijo visiblemente abochornado, unos días después.

Eso me entristeció y confundió. ¿No era el momento preciso para levantar la bandera de la fe y hacer un gran exhorto a las iglesias y a los creyentes evangélicos de todo México? ¿Por qué cambió tan dramáticamente su discurso? ¿Por qué se avergonzó del Evangelio?

El mensaje bíblico de Hugo Eric Flores

Desgraciadamente, el video de su conferencia fue borrado. No sabemos si fue él quien pidió bajarlo. ¿Habrá sido Ricardo Monreal quien lo regañó? ¿Habrá sido el temor por lo que dijo? El tema de su excelente conferencia fue sobre ser reyes y sacerdotes. Fue muy interesante y ministradora. Pero fue.

Pero hay un dato revelador, y es que, según un medio afirmó, que “si tomamos en cuenta los kilómetros cuadrados que ocupan cada una de estas regiones, los datos revelan que en el 75% del territorio mexicano se tiene registrada la presencia de algún grupo delictivo“.

Eso no lo dijo originalmente el diputado. Ya lo había advertido El Universal desde 2023: (https://interactivos.eluniversal.com.mx/2023/mapa-crimen-organizado/)

Conclusión: Mil y un preguntas de un reportero creyente que aspira a ser un creyente reportero

¿Qué habría hecho yo en esa situación? Yo creo que habría muchas tentaciones, dinero, pláticas deshonestas, indicaciones para jalar con la bola. Y vaya que Morena es la bola.

¿Estaría mi Biblia junto a mí? ¿Oraría ante tanto lujo, tentaciones y dinero? ¿Daría gracias a Dios si me invitaran a uno de esos banquetes a los que están acostumbrados los políticos?

¿Le presentaría el Evangelio y un mensaje de arrepentimiento al impresentable de Adán Augusto López Hernández? ¿Le invitaría un café a Gerardo Fernández Noroña para darle a conocer el plan de salvación? ¿Me golpearía si le digo que Jesús le ama? ¿Iría ante la titular de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación para decirle que quiero donar 100 mil biblias en los reclusorios con mi dieta o salario? ¿Me haría chiquito si me regaña Ricardo Monreal?

¿Qué haría para llevar una Biblia a Presidencia y decirle a la titular del Ejecutivo que quiero llevar la esperanza a millones de personas?

¿Me acercaría a las miles de iglesias evangélicas para hacer mesas de diálogo e impulsar una agenda de reino para cumplir el encargo de Mateo 28? ¿Las usaría solo para hacer un nuevo partido político aprovechando que los Servidores de la Nación operan como agentes del poder?

¿A quién metería en mi equipo para impulsar un cambio espiritual en mi México? ¿Se levantaría mi México como en su momento lo hizo Colombia cuando todos los evangélicos en ese país se unieron para orar por el asesinato de varios pastores? ¿Cómo hizo Bolivia cuando miles de iglesias evangélica se humillaron ante el ataque siniestro de Evo Morales?

Pese a mi investidura política, ¿promovería jornadas de ayuno, oración y perdón a Dios por todo lo que no hemos orado los evangélicos para que los diputados federales, senadores, diputados locales busquen a Dios?

¿Sería capaz de pararme, como Juan el Bautista, a decirle a un gobernador o senador que deje de ser adúltero?

Y para mí, y para los comunicadores evangélicos jóvenes ¿Seríamos capaces de pararnos frente a la Presidencia, en una mañanera, y decirle a Claudia Sheinbaum, ‘¿usted permitiría que oraran los evangélicos en Palacio Nacional?’ o pedir que llegue la sanidad del Evangelio a esta casta política que cada día agrede y se burla más de la sociedad?

No creo que el diputado nos reciba cuando toquemos a su puerta. Le pediría hacerle una entrevista. Como reportero, tengo cuestionamientos. Pero los míos no son nada ante las preguntas más grandes que le hará en su momento el comunicador más extraordinario del universo: Jesús.

El pueblo de Dios en México está prácticamente dormido e indiferente. No dimensionan el poder que tienen las leyes (ahora con Morena más injustas), que buscarán perseguir, a corto plazo, a los creyentes.

Pero también los que tienen altas posiciones políticas buscan su propio beneficio político, económico y personal. Dios nos pedirá un día cuentas a todos.

Lucas 12:48, en diversas traducciones dice: “A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Esta frase se encuentra dentro de un contexto en el que Jesús habla de la fidelidad y la responsabilidad de sus seguidores. 

El pueblo de Dios en México, hoy más que nunca, debe orar y evangelizar a la clase política, responsable de las leyes en México, ya que actualmente se legisla bajo una visión comunista. Es la invitación.

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