Yuri Bezmenov vivió la etapa cuando EU y Gran Bretaña pasaron de ser los aliados con lo que lograron vencer a Hitler, a ser los peores enemigos de la paz rusa.
Yuri Bezmenov nació en Moscú en 1939 dentro de la jerarquía del Ejército de la ex Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS). Con una formación élite, llegó hasta la RIA Novosty, el arma de prensa de la poderosa KGB, con lo que llegó a convertirse en uno de los expertos más destacados mundialmente en temas de propaganda y desinformación comunistas del viejo régimen de terror.
Según la coyuntura, la ex URSS solía ver a americanos o nazis como amigos o enemigos. Tal era la paranoia que vivía el dictador y gran asesino de millones de rusos, José Stalin.
Bezmenov vivió la etapa cuando Estados Unidos y Gran Bretaña pasaron de ser los aliados con lo que lograron vencer a Hitler, en los peores enemigos de la paz rusa. A los niños, en las escuelas, se les enseñaba que la CIA plantaba doríforas o escarabajos de papas, en los cultivos de Rusia para “matar de hambre a ese gran país”.
Además, sensación de que el llamado “imperialismo yanqui” de Estados Unidos estaba “a punto de invadir” Rusia, era creída por millones soviéticos. La vieja receta de propaganda de que EU o la OTAN son una amenaza de invasión real, se sigue usando por los gobiernos y dictaduras de Corea del Norte, Irán, Rusia, Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Más que un videojuego
Más allá del hecho que Yuri Alexandrovich Bezmenov (1939-1993) y sus viejas ideas sobre la “batalla cultural” contra occidente que diseñó la cúpula soviética, pueden ser conocidas gracias al videojuego Call of Duty: Black Ops Cold War que saldrá en noviembre, Bezmenov analizó dos visiones, una, desde la Unión Soviética, que vivía de un capitalismo de Estado, donde el individuo es invisible, no existe y no tiene valor. Su vida simplemente da vida al engranaje de una máquina política.
Su libertad individual no le interesa al Estado.
Pero el ruso vio que en EU, incluso, el peor criminal es tratado como ser humano, con derecho a un juicio, con ciertos derechos, y que incluso, aún condenado, tiene derecho a escribir sus memorias, un libro, y puede recibir dinero de ello.
El ruso, que fue visto durante mucho tiempo como un loco o un excéntrico, tomó la decisión de desertar debido a la indignación moral y en contra los métodos inhumanos del sistema soviético, aunque nunca padeció la injusticia ni el desdén comunista.
En lo que fue visionario Bezmenov, fue en el colapso de la URSS desde adentro. “Todo sistema totalitario, fascista, comunista, es en sí mismo un sistema autodestructivo porque no cuenta con la libre lealtad de la población”.
Gobiernos y estrategias malignas
Pero agregó que ese tipo de gobiernos no iban a detenerse: “(…) un gobierno totalitario, antidemocrático, si sigue recibiendo créditos, dinero, tecnología, granos y reconocimiento político, con todo y su traición a la democracia la libertad”, no tendrá mucha esperanza, pero sí podría subsistir por cierto tiempo.
Pero dio un detalle revelador. “El énfasis principal de la KGB no está en absoluto en la inteligencia. Solo 15% del dinero y mano de obra se gastan en ese espionaje. El otro 85% se usa en la subversión ideológica, medidas activas o guerra psicológica.
Tal como si fueran las conferencias mañaneras de la 4T, “se cambia la percepción de la realidad de cada persona a tal punto que, a pesar de la mucha información, nadie pueda llegar a conclusiones sensatas para defenderse a sí mismo, a su familia, a su comunidad y a su país. Es un gran proceso de lavado de cerebro gradual que se divide en cuatro etapas básicas”.
Etapa 1
Primero se trabaja la desmoralización. Se necesitan entre 15 a 20 años para desmoralizar a una nación, porque es el periodo que se requiere para educar a una generación de estudiantes en el país objetivo expuestos a cierta ideología.
“La ideología del marxismo-leninismo (que por ejemplo en la UNAM se está tomando auge en estas semanas) está siendo inculcada en las mentes blandas de tres generaciones de estudiantes occidentales sin ser desafiada por los valores básicos del mundo occidental”, refería el ruso.
¿Cuántas veces hemos visto a periodistas, artistas, deportistas o personalidades de la sociedad convertirse en defensores de éstos regímenes totalitarios? Bezmenov lo explicó con claridad.
“No utilizar a los idiotas útiles, los izquierdistas creen idealmente en el socialismo soviético o el comunismo. Porque cuando se desilusionan, se convierten en los peores enemigos. Es por eso que la KGB apuntaba más alto para obtener una amplia red de contactos de alto nivel en los medios conservadores establecidos (¿como El Universal o Milenio?)
“Llegar a los cineastas ricos, a los intelectuales, a los círculos académicos (hay una campaña agresiva en la UNAM para exaltar al marxismo), a todos los egocéntricos que miran con expresión angelical y dicen mentiras. Son las personas más útiles de reclutar. Lo ideal es captar a personas que carecen de principios morales o que adolecen de vanidad. Aquellos que necesitan sentir que importan mucho (¿AMLO?). Estas son las personas que la KGB priorizaba reclutar”.
Etapa 2
La desestabilización es la siguiente etapa. Aquí, se centra en adaptar la economía, relaciones exteriores y los sistemas de defensa a los intereses soviéticos (¿representantes de Rusia marchando el 16 de septiembre en México?).
Bezmenov enfatizó la importancia de utilizar organizaciones de mayor credibilidad para la sociedad, con mayor influencia y alcance: los derechos humanos, periodistas de referencia, artistas y deportistas. Estos serán los catalizadores de esta fase. Pero más allá de esta fase, estos actores sociales ya no serán necesarios, e incluso podrán ser perjudiciales.
Etapa 3
Viene la crisis. Según el ex KGB, solo se toma seis semanas llevar a un país al borde de la crisis a través de un cambio violento en el poder, estructura y economía, con lo que vendría un período de una “normalización” que podría durar indefinidamente.
Etapa 4
La cuarta es la normalización, que es una expresión cínica tomada de la propaganda soviética. Ejemplo de ello fue cuando los tanques de la URSS tomaron Checoslovaquia en 1968, y el dictador Brezhnev destacó:
“Ahora, hermanos, Checoslovaquia está normalizada”. Esto sucederá si se sigue permitiendo a ciertos líderes políticos que prometan bondades y el paraíso en la tierra, para poder desestabilizar la economía, eliminar la libre competencia de mercado (la maestra bailando contra los niños listos), y poner un gobierno tipo “Big Bróder” con dictadores benévolos que prometerán infinidad de cosas, sin importar si se cumplen o no.
La nueva élite visitará Moscú y saludará a la nueva generación reciclada de asesinos soviéticos, con la creación de falsas ilusiones de que la situación está bajo control.
Yuri Bezmenov hizo una sentencia, que cobra una vigencia brutal:
“La mayoría de los políticos, los medios de comunicación y el sistema educativo piensan que está viviendo en tiempos de paz. Falso. EU está en guerra contra los cimientos de este sistema. (…) El sistema (por ridículo que parezca) es el sistema comunista mundial y la conspiración comunista mundial (¿Foro de Sao Paulo?)”.
“Pero no tienes que estar paranoico al respecto (…) tienes literalmente varios años de vida a menos que EU despierten. La bomba está en marcha (…) EU es el último país de libertad y posibilidad”.
¿Un despertar o próxima pesadilla?
Parte de esta entrevista que realizó el periodista Edward Griffin a Bezmenov: culminó con la pregunta, ¿cuál es su recomendación para el pueblo de EU?
“Debe realizarse un esfuerzo nacional y fuerte para educar a la gente en el espíritu del verdadero patriotismo, número uno. Número dos, explicar el peligro real del ser socialista, comunista, o cualquier estado de bienestar (¿Secretaría del Bienestar en México?) Si la gente no logra comprender el peligro inminente, nada podrá ayudar a EU. Puede despedirse de sus libertades, incluidas las libertades de los homosexuales o reclusos, toda esta libertad se desvanecerá, se evaporará en cinco segundos, incluida su preciosa vida”.
“Nuestro rol como ciudadanos democráticos, responsables y conscientes de que la libertad no es un hecho ni gratuito, es exigir a nuestros gobiernos que no mantengan colaboraciones, apoyos ni políticos ni económicos con ningún régimen totalitario antidemocrático de tinte imperialista (tal como lo hace México, que envía computadoras y petróleo a Cuba, granos y leche a Venezuela y grandes sumas de dinero a Nicaragua).
En estos días, mi pastor afirmaba que en los gobiernos siempre hay manzanas podridas. Contar con un gobierno es una bendición, porque no se cae en la anarquía, sin embargo, gane la persona que sea en 2024 (Samuel García, por MC, Claudia Sheinbaum, por Morena, o Xóchitl Gálvez, por el Frente Ciudadano (PRI, PAN y PRD), Dios tiene el control de este país amado.
Aunque la oleada del marxismo toma una forma muy agresiva en la región de América Latina, e incluso en Estados Unidos, con las ideas progresistas y pro agenda LGBT del gobierno del presidente Joe Biden, el Señor sabe de los planes de cada uno de ellos y los nuestros.
El Señor, en su soberanía, sabía de los genocidios que llevó a cabo el gobierno de José Stalin, de Adolfo Hitler, y el plan del Foro de Sao Paulo, pero él seguirá soberano sobre los pueblos de la tierra, y tendrá misericordia de su pueblo.
“Reprendiste a las naciones, destruiste al malo, borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre. Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre; y las ciudades que derribaste, Su memoria pereció con ellas. Pero Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud“: Salmo 9:5
“Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti. Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres“: Salmo 9:20
“Daré a conocer la grandeza de mi santo nombre, el cual ha sido profanado entre las naciones, el mismo que ustedes han profanado entre ellas. Cuando dé a conocer mi santidad entre ustedes, las naciones sabrán que yo soy el Señor, lo afirma el Señor omnipotente”, como lo afirma Ezequiel 36:23