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C.S. Lewis y la búsqueda existencial del hombre, llevados al teatro

Una puesta en escena del actor Max McLean, quien interpretó recientemente al escritor en la película “The Most Reluctant Convert”, apuesta por una revisión fresca y humorística sobre la creación de C.S. Lewis

En los últimos 20 años, y a raíz de la popularidad de la película “El Señor de los anillos” (2001), la fama del escritor John Ronald Reuel Tolkien, conocido como J.R.R. Tolkien, ha traspasado fronteras y su fama se ha vuelto memorable.

Paralelamente a la fama de la película, se lanzó otra similar, que fue “Las crónicas de Narnia” (2005) de otro escritor contemporáneo llamado C.S. Lewis (Clive Staples Lewis) considerado como uno de los autores más destacados del cristianismo contemporáneo.

Sus “Crónicas…” han popularizado sus cuentos de fantasía (no sólo para niños) pero su obra como pensador creyente, agudo, crítico, pero comprensible para el pensador contemporáneo toma vigencia.

C.S. Lewis The Great Divorce
Las libertad de la elección.

Sin Dios muchos años

Lewis, como escritor, tiene la capacidad de comprender al hombre contemporáneo, alejado de Dios y desencantado de las ideologías, porque él vivió ese mismo proceso. No olvidemos que las nuevas tendencias políticas —sobre todo las ligadas a la libertad sexual, cuya veta política han sabido aprovechar las mal llamadas izquierdas a nivel mundial— han derivado en un frenesí ridículo de ideologías y de exageraciones.

En 1913, cuando tenía 15 años, abandonó su tibia fe cristiana familiar. Lo anterior se puede leer en su autobiografía Cautivado por la Alegría, que resume así: “Me rendí, y admití que Dios era Dios, y me arrodillé y oré”.

Dos años después, llegó el momento de admitir no sólo la existencia de Dios, sino de Jesucristo. Lo anterior, tras un largo paseo una tarde con su colega y contemporáneo J. R. Tolkien, quien en ese entonces era católico, y su amigo común Hugo Dyson, amigo protestante de ambos, hablando de cómo los mitos paganos expresan un deseo de vida, pero donde la verdad más absoluta se cumple cabalmente en Cristo.

Al día siguiente de aquella charla, Lewis se convirtió a la fe cristiana. Salió con su hermano en motocicleta hacia el zoológico. Al salir, escribe, no creía que Jesucristo fuese el Hijo de Dios, “y cuando llegamos al zoológico sí lo creía”.

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Lewis. Las preguntas incómodas.

Una fe no fingida

A partir de ese momento, con 33 años, Lewis empieza a escribir sobre la fe cristiana, intentando hacerla comprensible al hombre contemporáneo.

Actualmente, la dramaturgia sigue reafirmando la importancia de Lewis a nivel filosófico y existencial. Parte de esta búsqueda se realiza a través de las artes escénicas y del teatro.  

“Lewis leía de todo, desde los griegos hasta los modernos. Tenía una mente de acero que podía recordar casi todo lo que leía, y tenía esta magnífica habilidad para traducir eso en una prosa magnífica. Ciertamente uno de los grandes escritores ingleses de todos los tiempos en términos de lucidez en sus ideas y la gran constelación de argumentos no se encuentra en ningún otro lugar”, destacó el actor y dramaturgo Max McLean.

El actor ha puesto en escena la obra “El gran divorcio” en Estados Unidos, en la que CS Lewis examina el papel de la elección y la voluntad de las personas a través de “una pieza muy intensa y profundamente perspicaz sobre nuestra condición espiritual” que es a la vez significativa y divertida. 

Para ambos segmentos

Cabe señalar que McLean interpretó recientemente al escritor inglés en una película llamada “The Most Reluctant Convert”.

Similar a Lewis, McLean se convirtió al cristianismo a los 20 años. Desde entonces, ha trabajado en el teatro cristiano y es el fundador y director artístico de la “Fellowship for Performing Arts”, que es una compañía de producción en Nueva York, que se enfoca en el teatro y el cine desde una cosmovisión cristiana.

La puesta en escena es muy parecida a la película, explica McLean; la obra, que dura 90 minutos, cubre el arco del argumento central sobre personas que están en el infierno, pero que toman un viaje en autobús hacia un mundo celestial. 

“El autobús es una especie de metáfora de Lewis sobre la salvación del alma. Cuando llegan a este nuevo mundo, el celestial, se encuentran con lo que se llama espíritus, que los invitan a quedarse y a trabajar en los defectos únicos de su carácter que los llevaron primeramente al infierno. A los personajes se les ofrece la opción de arrepentirse y quedarse o regresar al infierno, que es el argumento central de la historia”, afirma McLean. 

“El conflicto en la obra, es el conflicto espiritual de mucha gente; es el choque entre nuestra voluntad”, dice el actor.

Agrega que Lewis señala desde el argumento central, que las puertas del infierno están cerradas desde adentro.

“Aquellos que están en el infierno lo eligen; sin esa autoelección, no puede haber infierno. Al final, dice que solo hay dos tipos de personas: aquellos que le dicen a Dios: ‘Hágase tu voluntad’, y aquellos a quienes Dios dice al final: ‘Hágase tu voluntad’. Dios nunca supera o anula nuestra libertad de elección”, agrega.

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Las ovaciones se dan de pie.

La verdadera lucha de C.S. Lewis

McLean afirma que la obra es “una pieza muy intensa y profundamente perspicaz sobre nuestra condición espiritual. Y luego, cuando tienes ese conflicto, hay una tremenda cantidad de humor en el conflicto, que lo convierte en una experiencia realmente memorable, con lo que la experiencia se vuelve más real”.

Cabe señalar que parte de la gira producción se presentó en el Walton Arts Center en Fayetteville, de Arkansas, en junio pasado.

“Tuvimos el espectáculo la semana pasada a sala llena en el Centro de Artes Escénicas de Tennessee, en Nashville. Esta audiencia estuvo súper comprometida viendo esta fabulosa producción. Ahora contamos con fabulosos actores veteranos de Broadway que realmente saben cómo darle fuerza a las palabras de Lewis”, agrega McLean. 

Para la puesta, la gente abarrotó el lugar y en términos de su intensidad, terminó explotando con una ovación de pie al final.

“El público quedó realmente impresionado por el genio de Lewis y la tremenda perspicacia que él tiene sobre cómo nos comprometemos y comportamos fácilmente, pero también, ver con qué facilidad nos liberamos del anzuelo de la maldad”.

“Cuando puedes ver eso en los demás, lo puedes reconoces en ti mismo. Así lo creo”.

Con información de Democrat Gazette de Northwest, de Arkansas.