Aguascalientes, Nuevo León y Coahuila presentan condiciones favorables para empresas y trabajadores, no obstante que el nearshoring podría impactar a nivel nacional.
Contrario al discurso populista de nacionalización de bienes y servicios, la iniciativa privada será un eje de desarrollo para los siguientes años, no obstante el mediocre crecimiento que ha tenido el país bajo el gobierno federal y la 4T.
En este sentido, uno de los fenómenos económicos más destacados es el nearshoring, que según un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), las entidades del centro y norte del país están mejor preparadas para atraer y retener talento e inversión, por lo que podrían sacar mayor provecho del nearshoring.
El IMCO destacó que “Aguascalientes, Nuevo León y Coahuila, hay condiciones más favorables para la localización de empresas y trabajadores, debido a que cuentan con una mayor disponibilidad de mano de obra calificada, mejores condiciones laborales (altos ingresos), mejores características de viviendas y mayor acceso a servicios básicos, infraestructura de transporte público, y acceso a electricidad a precios asequibles, además de la baja percepción negativa de las empresas privadas sobre el marco regulatorio”.
Relocalización de empresas
No obstante que en sus inicios, la tendencias nearshoring no fue contemplada con la importancia debida, actualmente la creciente presión que el proceso de relocalización masiva de empresas, ahora está impactando al sector de la vivienda en México.
En este contexto, desde hace varios años previos a la pandemia de Covid-19, se han reportado caídas en la producción habitacional a nivel nacional, lo que plantea un desafío significativo para satisfacer estas necesidades dentro de este contexto.
Empresas de calado internacional
El fenómeno nearshoring, implica la llegada de cientos de empresas que requieren vivienda para mano de obra, crean un escenario prioritario para el país.
“Se espera que las fábricas comiencen a producir a finales 2023, para posteriormente esperar de 12 a 18 meses para que los empleos se vuelvan estables y las personas tengan acceso a crédito. Estamos hablando de un período de dos a tres años para que se active plenamente la demanda habitacional en México debido al nearshoring”, destacó Rodrigo Padilla, Director General de Banco Inmobiliario Mexicano (BIM).
Atraso en construcción inmobiliaria
No obstante, la producción de nuevas unidades habitacionales se ha visto estancada debido a la inflación en materiales de construcción, aumento de tasas de interés y los desafíos burocráticos para iniciar proyectos.
Ante ello, la industria se ha dejado de construir hasta 200,000 viviendas cada año a nivel nacional, lo cual agrava el rezago habitacional, que requiere la construcción de al menos 500,000 unidades para satisfacer las necesidades de vivienda.
Según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) hay cambios significativos en la participación de las diferentes clases de vivienda en el mercado inmobiliario mexicano.
En el primer trimestre de 2017, la vivienda tradicional representaba el 25% del mercado, mientras que en el primer trimestre de 2023 ha aumentado al 32%. En ese mismo período, la vivienda residencial – res+ ha experimentado un crecimiento del 11% al 18%.
Vivienda económica, a la baja
Por otro lado, la vivienda económica – popular ha disminuido su participación del 45% al 26%, lo que reflejan cambios de los compradores en el mercado de bienes raíces.
BIM tiene proyectada una inversión de 13,500 millones de pesos en créditos puente para desarrolladores durante 2023, lo que se traduce en la construcción de alrededor de 12,500 nuevas viviendas.
Y acorde al informe del IMCO, la institución ve oportunidades en los mercados del norte y el occidente del país, donde hay una migración significativa y mayor demanda habitacional impulsada por empleados jóvenes.
Colaboración activa
En este escenario, BIM buscará colaborar con desarrolladores, autoridades y actores clave en el sector para abordar los desafíos actuales, estimular la producción habitacional y garantizar que México esté preparado para enfrentar los cambios.
El banco buscará además, trabajar en conjunto con la industria de la vivienda para impulsar la producción habitacional y responder a la demanda generada por el nearshoring.
“La falta de vivienda representa un riesgo significativo, ya que podría resultar en el crecimiento de asentamientos irregulares y el hacinamiento. Si no tomamos medidas, este podría ser el camino que sigamos. Sería perjudicial para todo el país”, finalizó Padilla.