El grupo evangélico que lo patrocinó, sin embargo, determinó que no era apto, y se dedicó posteriormente a la pintura.
Según una de las cartas que escribió el famoso pintor originario de Holanda a su hermano, habría ejercido por al menos medio año la labor de predicador evangélico y había dado varios sermones en iglesias.
Vincent Van Gogh pasó un periodo de al menos seis meses predicando el Evangelio, y prueba de ello es una carta que se publicó en donde da detalles de su incursión en varias iglesias, con varios versículos bíblicos de diversas referencias (https://vangoghletters.org/vg/letters/let096/letter.html)
“Cuando me paré en el púlpito, me sentí como alguien que emerge de una bóveda oscura y subterránea a la amigable luz del día, y es un pensamiento maravilloso que de ahora en adelante, dondequiera que vaya, estaré predicando el Evangelio”, afirma.

El incipiente evangelista afirmó que para hacer bien la labor, “uno debe tener el evangelio en su corazón, que Él lo haga realidad. Dios dice: Sea la luz: y hay luz. 3 Él habla y se hace. Él ordena, y él está firme, y está firme. 4 Fiel es el que nos llama, el cual también lo hará”.
Predicador sencillo
En la carta, dirigida a su hermano Theo, se concebía como “un pobre predicador” que se encontraba bastante solo en lo que respecta al mundo, pero también decía: “Él puede despertar en nosotros, cada vez más, la conciencia y firmeza de fe”.
Hijo de otro predicador, Van Gogh desempeñó su breve papel pastoral en un pueblo de Bélgica conocido como Borinage.
Cabe señalar que a pesar de los sentimientos de Van Gogh, el grupo evangélico que lo patrocinó, posteriormente concluyó que no era apto para el ministerio.
Tras su paso como misionero, Van Gogh se dedicó al arte, el cual, le daría fama mundial, según un despacho de Christianity Today.