Lee Miller, fue una de las pocas mujeres acreditadas como corresponsales de guerra del ejército de Estados Unidos, quién recibió su primera asignación en 1944.
Pero Elizabeth “Lee” Miller además de ser una fotógrafa excepcional de la revista Vogue, fue una mujer fuerte y moderna. En Vogue, inicialmente trabajó como modelo en la década de 1930. Como musa, influyó en Man Ray.
Siguió su propio camino como artista, fotógrafa de retratos y reportera de guerra con sus brutales fotografías de los campos de concentración liberados, que dieron a conocer al mundo el horror y la locura de la guerra.
Relató los escenarios de la guerra que entremezclaban el amor y la locura, como cuando se liberó PArís:
París se había vuelto loco. Las largas, elegantes y dignas avenidas estaban atestadas de banderas y llenas de gente guapa que gritaba y vitoreaba. Chicas, bicicletas, besos y vino, y a la vuelta de la esquina, francotiradores, una granada que estallaba y un tanque en llamas. Los agujeros de bala en las ventanas eran como joyas, el alambre de púas de los bulevares, una nueva decoración, y las destrozadas máquinas de guerra alemanas eran cajas de juegos para los niños que habían visto esos mismos tanques en acción la noche anterior.
Narró con valentía el odio que tenían los alemanes y Hitler al pueblo de Dios, a los judíos:
La Gestapo y las SS se dedicaron a arrebatarle a cualquiera todo lo que tuviera en el pecho. Si era un judío, lo llevaban directamente a Drancy (fin de la historia), porque de allí iban al campo de exterminio de Auschwitz y probablemente aparecían incluidos en las historias de personas quemadas vivas con gasolina, de personas hambrientas y de víctimas de las cámaras de gas, que estoy seguro de que a estas alturas todos ustedes descartan como propaganda normal.
Amiga de artistas y de la guerra
Pero antes, mientras Miller estaba en París, conoció a los artistas Paul Éluard, Pablo Picasso, Max Ernst y Joan Miró a quienes fotografió.
En 1943, Miller se había convertido en corresponsal de guerra acreditada de Vogue , y al año siguiente se asoció con el fotoperiodista de Life, David E. Scherman. Juntos siguieron a la 83 División de Infantería del Ejército de los Estados Unidos mientras avanzaba en las líneas del frente.
Sus fotografías, algunas de ellas, primeras pruebas fotográficas del Holocausto, fueron una visión de las atrocidades que eran capaces los nazis en los campos de concentración.
Se dice que en algunas fotos, los sobrevivientes, que llevaban a un prisionero recientemente fallecido, hacían una breve oración antes de permitir que Miller les tomara una foto.
Prisioneros del odio
La mayoría de los prisioneros eran judíos, niños, prisioneros de guerra, prisioneros políticos, combatientes de la resistencia, comunistas, testigos de Jehová, romaníes y sinti, y prisioneros criminales.
Si bien las SS no perpetraba ejecuciones masivas ni gaseamientos en el campo, las fuerzas estadounidenses descubrieron un edificio para experimentos médicos, lugares para ejecuciones y torturas, y un crematorio. Los cuerpos de los prisioneros estaban apilados en gran cantidad, cientos de ellos apilados como madera, y más prisioneros estaban confinados en sus literas, incapaces de moverse y muriendo lentamente.
El 30 de abril de 1945, Miller y el fotoperiodista Scherman fueron los primeros corresponsales de guerra que entraron en un campo de concentración. La noche anterior, las divisiones de infantería 42 y 45 se abrieron paso a través de la ciudad de Dachau, enfrentándose a feroces tiroteos con el ejército alemán. Mientras se dirigían hacia el campo, se encontraron con un sombrío presagio de lo que estaba por venir: un tren de la muerte con 40 vagones y cientos de cadáveres en su interior.
Barbarie y crueldad
Entre las imágenes que Miller capturó se encontraba el bombardeo de la fortaleza antes de que los soldados aliados irrumpieran en ella. Algunas mostraban uno de los primeros usos del napalm, que fueron censuradas inmediatamente:
Nueva película con Kate Winslet
¿Y por qué hablar ahora de Miller? Porque la gran actriz dará vida a este personaje en la película Lee, de reciente estreno:
La asombrosa creación del país de Israel es una de las más asombrosas pruebas políticas, geográficas, sociales y antropológicas de la existencia de Dios. Un pueblo disperso, sin país, odiado por la mayoría, al paso de los siglos, siguió viviendo con sus costumbres, lengua y fe. Muchos de ellos no reconocen al Mesías, Jesucristo, como su Salvador, pero inevitablemente, en estos tiempos de guerra, es bueno reflexionar sobre lo que nos dice la Biblia sobre Israel:
En Mateo, capítulo 24, versículos del 6 al 8, dice:
“Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores”.