"Yo voy a ser un escritor. Yo no voy a ser periodista, no voy a ser abogado, no voy a ser profesor. Aunque tenga que dedicar mi tiempo, para ganarme la vida, a esas actividades": Vargas Llosa.

Adiós, querido Mario Vargas Llosa; “La ciudad y los perros” y el periodismo

Mario Vargas Llora murió hace una horas en Perú; rompió con el comunismo y lideró el pensamiento liberal en América Latina y el mundo.

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Tomado de la red.

Mario Vargas Llosa murió a los 89 años en Perú, y se apaga la sabiduría de uno de los grandes literatos que dio América Latina al mundo, dentro de la élite de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Octavio Paz.

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De comunista y castrista a neoliberal y defensor de los derechos humanos, la democracia, el voto libre, la libertad. Como periodista, cubrió la crisis de los misiles entre Cuba y los Estados Unidos, en 1962. “Hubo desilusión con Cuba por su marxismo autoritario”.

El escritor supo desnudar la cartografía del poder, la sensualidad, el amor, la impotencia, el valor, la amistad, la complicidad.

Sus últimos días, regresó a vivir a su barrio, en Barranco, en Perú y se dejaba tomar fotos por los vecinos.

“Yo me llevo generalmente bien con mis personajes. Incluso, si no llego a establecer alguna forma de empatía con ellos, esos personajes no resultan persuasivos”, decía el catedrático.

Universos en “La ciudad y los perros”

“La ciudad y los perros” contiene varios universos:

1.- La soledad del abandono de un padre. En el personaje de El Esclavo, Vargas Llosa propone y desnuda la ausencia del padre que exige de un niño una virilidad falsa. El niño entra en pánico ante una figura paterna aplastante y que no tiene acercamiento sentimental con su hijo.

2.- El retrato militar. Los militares en esta obra son ambivalentes. Gamboa representa a la avanzada y la modernización de la milicia; por su parte, el capital Garrido o “Piraña”, representa al militar acomodado al poder. “Una dictadura jamás ventila sus demonios”, solía decir el escritor.

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El joven periodista.

3.- Tres visiones de la vida. A través de los protagonistas, Mario Vargas Llosa simboliza distintas respuestas ante este entorno autoritario: la violencia y el primitivismo del Jaguar, la comodidad, el pragmatismo y la clase media del Poeta; la fragilidad y honestidad y el amor por Teresa del Esclavo, exponiendo los dilemas que se viven dentro en un sistema represivo como un lo es un colegio militar, pero que a la vez, es un microcosmos de un régimen militar en América Latina, en donde los militares preparados no duran, solo los que preservan el poder.

4.- El retrato de las calles. Las verjas, los tranvías, el océano, el sonido del mar, los prostíbulos, los bares clandestinos, las vecindades marginales, las mujeres pobres y obesas, la pobreza, la forma de asaltar las casas de la clase media, visto a la través de las miradas de los ladrones de casas.

5.- La valentía de la amistad. La entrañable amistad que se forjó entre Alberto, el poeta y Ricardo, el esclavo, nos muestra un universo paralelo y rico. La muerte crea una valentía en Alberto, que le obliga a tener una arrogancia en un pleito contra un hombre que había vivido de la violencia, como el jaguar.

6.- El argumento y la explicación de la violencia. En su personaje de El Jaguar, Vargas Llosa logra explicarnos cómo nace la violencia: desde el desengaño, la pobreza, los anhelos frustrados, desde la orfandad de los sueños, desde la escapatoria de una vida que podría acabar en la muerte o en alguna cárcel.

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Vargas Llosa y Julio Cortázar. La relevancia de la región de América Latina.

Poder de persuasión en la novela

“Todo, dentro de una novela, tiene que estar coordinado, para hacernos sentir que aquello que nos cuenta es verdad, que no hay mentira, que no hay trampa, en la historia que la novela nos ofrece. Todo en una novela debería ser indispensable para que la novela nos convenza, nos persuada de esa verdad que ella porta o que ofrece. Que no haya en una novela elementos que parecen fortuitos o innecesarios. Si los capítulos se alargan demasiado y ese poder de persuasión que es tan importante en esa novela, esa capacidad de convencernos de que aquello que nos cuenta es verdad o está realmente ocurriendo, se debilita cuando hay un exceso de palabras, de episodios o éstos se alargan innecesariamente”.

El periodista y el escritor

“Yo voy a ser un escritor. Yo no voy a ser periodista, no voy a ser abogado, no voy a ser profesor. Aunque tenga que dedicar mi tiempo, para ganarme la vida a esas actividades. Pero yo voy a ser un escritor. Y qué va a querer decir en mi vida “ser un escritor”. Va querer decir lo siguiente: que yo voy a dedicar lo mejor de mi tiempo y lo mejor de mi energía a escribir. Y voy a buscar trabajos alimenticios que no sustituyan, que no estorben, que no perturben, esa dedicación fundamental a lo que es mi vocación. Si eso significa que voy a vivir con enormes dificultades materiales, pues que signifique eso. Pero yo sé que voy a ser infinitamente más “infeliz” en la vida si renuncio por razones prácticas a la literatura”.

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