Estos respaldos en las cúpulas no se reflejaron en apoyo social, lenta e inexorablemente fueron avanzando las iglesias que no recibían ningún respaldo gubernamental.

Prevención del suicidio en tiempos violentos

El pasado 10 de septiembre, que redacté este escrito, se conmemoró el día mundial para la prevención del suicidio


Dennis Landa Hanzeth ENAH – México

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El 29 de agosto salía una noticia donde un chico de 23 años decidió quitarse la vida arrojándose del puente Xallitic, un puente emblemático de la ciudad de Xalapa, no sólo por su relevancia arqueológica e histórica en la capital del estado de Veracruz, sino porque también es famoso por ser “el puente de los suicidios”.

Durante décadas ha sido un lugar clave para llevar a cabo dicho acto; el 6 septiembre, otro chico de 17 años toma el mismo camino y los ciudadanos lamentan su muerte. Se desconocen los motivos por los que estos dos jóvenes decidieron terminar con sus vidas, pero nunca es tan difícil de imaginar. 

En redes sociales las opiniones son diversas, desde hace algunos años se alude a la importancia de la llamada “salud mental” que entre algunas cosas, me parece que se ha tratado si bien como un fenómeno social, más bien tiene tintes de una responsabilidad individual en los últimos tiempos ¿pero lo es?

Protección y estructura

Siguiendo con el caso de la ciudad de Xalapa, ante los últimos acontecimientos, las personas piden y quieren negociar con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (por el carácter de relevancia cultural del puente en el barrio de Xallitic) el poner algún tipo de protección para la estructura antes mencionada. La propuesta es interesante, sin embargo, está lejos de ser una posible solución.

El suicidio, como bien estudió Durkheim, es un hecho social que si bien casi siempre trata de imponerse el carácter individualista de la decisión de quitarse la vida, mas bien está sujeto a las condiciones sociales en las que se viva y la cultura a la que se pertenezca, en el sentido más amplio.

A nivel mundial el suicidio representa la cuarta causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años y en nuestro país, según datos del gobierno de México, representa la segunda causa de muerte y las estadísticas han mostrado a lo largo del tiempo que son los hombres quienes hacen efectivo el suicidio mayormente, mientras que las mujeres presentan más ideación e intentos al respecto de este hecho. 

Avance de las IAs

Con el avance de las nuevas tecnologías como las llamadas “inteligencias artificiales” los riesgos sobre ideas y actos efectivos respecto al suicidio, ya comienzan a cobrar vidas, tal es el primer caso de una demanda al CEO y al OpenIA de Chat GPT por el suicidio de un chico de 16 años en Estados Unidos.

Los motivos por los que alguien decide quitarse la vida son diversos y variables pero nunca tan arbitrarios y aislados como quisiéramos creer. En el marco de este día sensible, me parece una buena oportunidad para reflexionar respecto a las condiciones en las que estamos viviendo, si bien nunca hemos estado exentos de diversas problemáticas sociales como individuales, estamos ante una crisis social que comienza a sobrepasarnos. 

Nunca antes habíamos estado tan expuestos a ver de manera tan gráfica, tan seguida y tan mediática a la violencia, ahora quien no se entera de las problemáticas sociales es porque simplemente no quiere verlas, estamos ante lo que me parece una desensibilización tal vez alimentada por la exposición y la normalización de la violencia de todo tipo, física, económica, psicológica, social, etc.

Explosión en Iztapalapa

Hace algunas horas ocurrió una tragedia en el puente de la Concordia en Iztapalapa, la explosión de un pipa de gas LP. Circulan por redes sociales listas de las personas afectadas que se encuentran en hospitales de la región para que sus familiares puedan enterarse y acudir a ello, también se han presentado videos del momento de la explosión, personas que si bien no estaban exactamente en el lugar donde el fuego se hizo presente, se encontraban cerca del puente en el transporte público, viendo las llamas y posiblemente sintiendo los efectos como el calor, el olor, y la desesperación de presenciar el catastrófico evento. 

Los comentarios de algunos usuarios (cabe resaltar que la mayoría pueden identificarse como hombre) son deplorables, desalentadores y violentos. En uno de los videos circulantes, una chica que grababa mientras estaba en el transporte y presenciando las llamas del fuego de la explosión, gritaba desesperadamente ante el horror de vivir algo así, los usuarios de la red social escribían comentarios resaltando indolencia, fastidio y falta de empatía ante los gritos desesperados de la mujer. ¿Qué nos puede esperar si ya no somos capaces de sentir empatía o compartir el sufrimiento ante una tragedia? 

Intolerancia a la expresión

¿Estar tan expuestos ante eventos violentos de toda índole nos ha hecho intolerantes a la expresión de las emociones colectivas e individuales? Con el afán de ser reiterativa ante las crisis humanitarias que se viven en Gaza, en el Congo, o en Yemen, sólo por mencionar algunas, el argumento de “preocúpate por las problemáticas de tu País” carece de sentido.

¿Tenemos que recurrir a imágenes de más gráficas para sensibilizarnos? Me parece que bajo ninguna circunstancia debemos acostumbrarnos a estas reacciones, ni debemos normalizar los actos violentos ni el hecho de que ocurran muertes de cualquier tipo. Debemos estar dispuestos a abrir las conversaciones y a colectivizar el dolor. Las condiciones de precariedad, de crisis climáticas, del despojo de territorios, de racismo, de clasismo, y demás situaciones que atravesamos social e individualmente también son violencia, y debemos estar dispuestos a conversarlas, pensar y proponer soluciones.

Citando a Leonor Silvestri, me parece que nadie odia la vida y nadie quisiera quitársela porque la odie, sino que odia las condiciones en las que puede estar viviendo. Si estás pasando por un momento difícil, pide ayuda y aunque el panorama pueda parecer desalentador, no estás solo.