La antigua sinagoga de Potsdam fue destruida en 1945, pero el gobierno de Brandeburgo recaudó 19 millones de dólares para la nueva sede.
El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, llamó a luchar contra la ola mundial de los países que abrazan las creencias “progresistas” con su creciente antisemitismo.
Lo anterior fue dado a conocer durante la inauguración de una nueva sinagoga en Potsdam, la última capital de un estado que vuelve a contar con un templo judío.
Alemania, casa de Israel
“Solo cuando los judíos se sientan completamente en casa en Alemania, el país se sentirá completamente en casa. Alemania seguirá siendo hogar para los judíos. Eso es lo que personalmente defiendo y eso es lo que la mayoría de los alemanes defienden”, agregó el mandatario.
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La apertura de la sinagoga es una señal importante contra el odio y la incitación al éste, especialmente en tiempos de creciente antisemitismo que se está viviendo a nivel mundial, operado desde diversas ideologías de izquierda.
Desde el atentado islamista de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, las hostilidades contra los judíos en Alemania han alcanzado una nueva dimensión.
El presidente de Alemania expresó su conmoción por el creciente antisemitismo.
Miedo a ser judío
“En toda Europa, los judíos vuelven a tener incertidumbre. Temor al odio, a la violencia, a los disturbios por ser judíos, y eso es intolerable”, enfatizó.
Hasta ahora, Potsdam, capital de Brandeburgo y cercana a Berlín, solo contaba con un pequeño sitio de culto judío en la universidad.
Por su parte, el presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Josef Schuster, habló de un “día de alegría y orgullo”, agregando que “durante mucho tiempo faltó la pieza central de la vida comunitaria judía en Potsdam”.
El centro será gestionado inicialmente durante tres años por la Oficina Central de Bienestar de los Judíos de Alemania (ZWST).
Destruida en 1945
La ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, y el embajador de Israel en Alemania, Ron Prosor, participaron en la ceremonia de inauguración.
La antigua sinagoga de Potsdam fue destruida en 1945.
Brandeburgo recaudó unos 17,5 millones de euros (19 millones de dólares) para el nuevo edificio.
El proyecto estuvo acompañado de largas disputas entre las comunidades judías, que representan a distintos movimientos . Además de salas de oración, hay un salón de actos, una cafetería para visitantes, una biblioteca, oficinas y salas de música y arte. El edificio está fuertemente protegido.
Según una portavoz del Gobierno, el canciller Olaf Scholz no asistió como invitado por motivos de agenda.